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Racial, con carácter, contundente, duro pero noble, indómito y con un corazón que no le cabía en el pecho. Ese era Juan Carlos Arteche, un defensa con bigotes "de los de antes". Un cántabro al que como Seve Ballesteros le encantaba el golf. Dejó su tierra natal para venirse al atleti y allí llegó como si hubiese pasado por todas las categorías inferiores. Cuando llegó Luis Pereira le enseñó a tratar bien el cuero. Todos los atléticos llevan el 4 en el corazón. Ayer hizo un año que se nos fue.
En la selección jugó poco porque se encontró con otros defensas que eran más populares en la prensa: Alexanco, Tendillo, Maceda y Goicoechea. Pero también aportó su granito de arena.
Descanse en Paz un colchonero de corazón.
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